Luego de observar y analizar el documental, se debe responder el siguiente cuestionario.
El documental “La Sierra” relata las olas de violencia que se han vivido en las comunas Nororientales de la ciudad de Medellín.
Edison Alejandro Flórez Ocampo (22 años de edad)
Jefe Paramilitar Bloque Metro (Comuna Nororiental – La Sierra)
1. Cómo siente usted lo que esa niña está viendo ahí si fuera esa niña un familiar, y por qué lo haría?.
Desde mi punto de vista pienso que la niña puede estar invadida más por la curiosidad que por estar en busca de un familiar ya que no se nota desesperada o inquieta. Ella puede estar allí más porque la vida ha convertido estos momentos en su vida cotidiana, en su pan de cada día.
La niña puede estar allí porque ese es el mundo que la rodea; en su mundo sólo existen los vicios, las armas, la delincuencia, los asesinatos y todos los anti valores del bajo mundo.
2. Hacia dónde ellos se inclinan?. (los del barrio). Hacia sus reglas
La inclinación que se puede observar en los actores del conflicto no es más que el ansia de poder, de superioridad, del valor para poder sobrellevar la vida en estos lugares; ya que ahí se sobrepone el valor del más fuerte. Todos coinciden en la búsqueda de la justicia por sus propias manos, pero también son consientes que pueden sobrevivir a la guerra actual pero siempre pensando que existe otra más a la vuelta de la esquina.
Las reglas que manejan en su mundo son la ley del más fuerte, la lucha por el poder territorial, el instinto de supervivencia teniendo como eje principal su propia vida únicamente; algunas veces sacrificando incluso la tranquilidad y seguridad de las personas que rodean su núcleo familiar.
3. Cuál es su futuro?
En sus mentes no se visualiza el futuro, solo se vive el presente ya que para ellos el futuro no existe. De todas maneras para ellos existen algunos puntos que quisieran solucionar para el día de mañana.
• Luchar por lo que es y no a la vez de ellos.
• La lucha por sus propios ideales.
• La paz para sus vidas.
• Luchar por hacer valer su ley y soportar su guerra.
• Que sus progenitores no tengan que vivir las olas de violencia actual.
• Que tengan un buen futuro y que sea lo que Dios quiera.
4. Cuál es el papel de la mujer?
La mujer se convierte en un ser social sin valor propio ya que para ellas su vida gira en torno a los hombres que tienen el poder; incluso en muchas ocasiones son capaces de abandonar sus propios sueños; en su pequeño mundo se ven deslumbradas por aquellos que son equívocamente los actuales héroes de la sociedad, siendo ellas sus fieles servidoras, su medio progenitor, e incluso hasta sus propias esclavas. Pero no todo es malo, pueden en su mundo ser conscientes que siempre existirá una vida mejor y tal vez algún día salgan en busca de ella.
5. La desmovilización fue una solución. Si – No. Por qué?
La desmovilización fue y no la solución para los conflictos vividos en la zona; todo esto dependiendo del punto de vista.
Pudo haber sido la solución mirándola desde la perspectiva del acabose del peligro social, las balaceras, los temores de uno exponerse a una bala perdida, al final de todas las cosas malas que pueden generar el conflicto armado y la violencia. También pudo haber sido la solución debido a que se han podido generar grandes oportunidades para estas personas como fue el derecho a una libreta militar, un certificado del DAS, una ayuda monetaria (económica), un apoyo para el empleo, un reconocimiento social y un sinfín de cosas buenas.
Pudo no haber sido una solución si analizamos que no se han resuelto los problemas de hambre, la división territorial, el desempleo, la falta de educación y el atropello de aquellos factores que rezan los Derechos Humanos para el bienestar del individuo en la sociedad.
6. Dónde estaba el papá de Edison mientras él crecía. Qué pasa cuando un papá está ausente del hogar?
El papá de Edison estaba en la cárcel purgando una condena por homicidio. 12 años atrás, estando en la cárcel se entera del asesinato de su padre y la sed de venganza familiar se apodera de ellos y se desata la guerra en el sector. Luego de haber vivido esta situación de guerras y violencia, el papá de Edison se ha encomendado y entregado al Señor Jesús, y hoy día es un fiel servidor de la Parroquia del sector.
Cuando un padre está ausente en el hogar se pierden en cierta medida muchos valores, falta el respeto, la autoridad, una figura paterna o materna en algunos casos, el orden, la educación, el amor intrafamiliar y se convierten en primordiales una cantidad de anti valores que hacen que los seres humanos vivan únicamente en torno a sí mismos.
7. Qué puede pasarle a todos los hijos de Edison?
Lo que puede suceder a los hijos de Edison se puede resumir en algunas hipótesis:
• Que los hijos no alcancen a conocer a su padre.
• Que Edison no tenga el tiempo suficiente para compartir con sus hijos.
• Que sus hijos no puedan ser educados bajo la metodología del buen ejemplo.
• Que sus hijos crezcan con el mismo rencor hacia la sociedad, ya que ésta no les ha brindado nada.
• Que sus hijos tengan los mismos pensamientos ideológicos y traten de tomar el poder por la fuerza.
• Muchas cosas más.
8. Quién los sustituye a ellos. Plata, moto, armas?
El valor de los personajes que viven en esta sociedad es medido por lo que tienen a su alcance, por el nivel jerárquico donde se encuentran, por la cantidad de lujos que puedan tener y brindar a los demás. Cuando las personas se meten en este mundo, mientras más tienen, es mayor su valor y su respeto. (“Amigo… cuánto tienes, cuánto vales?”).
La "La sierra" o la señal de Caín
El documental no contiene estéticamente mayores diferencias con lo acostumbrado por Gaviria o Cabrera, por ejemplo, una elevación selectiva de la crudeza cotidiana, marcada por el hiperrealismo. Selectiva, porque nadie que habite una ciudad semejante a Medellín, creerá que estos adolescentes con sus armas, su desencanto social o su lenguaje marcadamente parlache, constituyen todo lo que hay que ver en las comunas o los barrios. A sus alrededores muchos seres humanos de parecida procedencia trabajan y estudian, componen y crean, luchan por darle a su identidad social otro rumbo distinto a la violencia. Y habría que advertir como los niños y adolescentes que viven rodeados por un ambiente violento de riesgo cotidiano, también son capaces de potenciar una capacidad de auto superación admirable gracias a familias orgánicamente afectivas y vinculantes.
De modo que guionistas, camarógrafos y personajes, deben forzar extremadamente las cosas para que el espectador sólo vea una franja de realidad. Edison, Cielo o Jesús, personajes centrales de la cinta, saben que la cámara los mira. Y aunque los productores defienden la naturalidad para llevar a cabo las escenas, los muchachos se sienten héroes. Agregado a ello está la fotografía, que refleja los inciertos vacíos que se abren entre los barrios y las comunas en el filo de las montañas, y los extensos bloques de edificaciones urbanas, allá a lo lejos. Un buen manejo del tiempo, en las sorprendentes imágenes de sus protagonistas y la curva descendente de sus vidas, como en el caso de Edison. En síntesis, la estructura del documental contiene tantos aspectos familiares, que es evidente la fatiga social que comienza a expresarse por este tipo de trabajos.
Sin embargo, el mensaje que contiene “La Sierra” sigue sin perder vigencia social, sobre todo para quienes tenemos preocupación por los desarrollos de políticas públicas, gobernabilidad, identidad colectiva, calidad de vida y oportunidades. Lo positivo del trabajo es paradójicamente una descripción (en negativo) de los procesos de cambio que ha tenido la ciudad y sus gentes. La fisonomía de los conflictos sociales y los aspectos merecedores de debates permanentes en la academia y los gobiernos locales. Y sobre este particular se pueden notar cuanto menos cuatro aspectos:
1. Durante las últimas décadas, los conflictos sociales y las violencias han cambiado de sitio. las guerras entre pandillas, agrupaciones armadas y delincuencia común, se fueron mezclando progresivamente con los intereses y temores de la población. Las escenas dominantes del documental propagan imágenes y personajes dispuestos para la muerte violenta de tipo espectacular.
2. El predominio de la violencia por parte de fuerzas irregulares como las milicias, mercenarios y paramilitares, aumentó proporcionalmente, tanto como se redujeron las amenazas de conflictos interestatales. Es decir, las violencias de arriba, no llegaron a tener la magnitud que comenzaron a tener las violencias en niveles inferiores. Los pandilleros y delincuentes de un barrio haciéndole la guerra a los pandilleros y delincuentes de otros barrios.
3. Las fuerzas irregulares se filtraron a menudo entre los conflictos y las enemistades de los habitantes en los barrios y comunas. Paramilitares y guerrilleros comenzaron a proyectar su predomino territorial, a delimitar calles, a cobrar y extorsionar a la gente. La orientación por el poder político local comenzó a generar reacciones de respaldo. Mientras la fuerza pública y el Estado eran indiferentes y lejanos. Contratos de construcción, vigilancia, servicios públicos, salud, educación, todos los componentes de la administración pública local, pasaron a manos de estas agrupaciones y sus principales comandantes. En la Sierra, por ejemplo, nada se movía sin la voluntad de Edison.
4. En general, quienes participan en la violencia colectiva, incluyendo la violencia paramilitar e insurgente, se han esforzado por lograr un mayor poder, y han ganado espacios en donde no hay confrontación armada, en escenarios que se solapan con la política y los intereses de líderes locales menos violentos. Se trata de una defectuosa modalidad de Estados mínimos, compitiéndole recursos al Estado.
Resumiendo, la violencia y sus manifestaciones, ha mantenido afinidades íntimas con la lucha por el poder político a nivel local. Como en la guerra convencional, a la manera de Clausewitz, paramilitares y guerrilleros se convirtieron en representantes de la política “por otros medios".
De modo que la invitación a creer en los hechos vistos en “La Sierra”, es redundante. Tres vidas y tres experiencias confundiéndose en un torbellino de ilusiones, tragedias y sentimientos. “Cielo, Jesús y Edison”, más que piezas incrustadas sobre personajes secundarios del rodaje, evidencian un prototipo común para jóvenes y adolescentes en las comunas de las ciudades colombianas. El rodaje llama la atención sobre una nueva realidad que comenzó a presentarse: la de menores que no pertenecían al mundo del delito y que entraron en él a través de conflictos entre agrupaciones violentamente parasitarias. La vinculación con estas agrupaciones pasa a formar parte del perfil del menor involucrado en delitos.
Muchos adolescentes y jóvenes de las comunas, como es el caso de “Jesús”, se drogan para escapar de la terrible realidad que los rodea. Sus padres están sin trabajo y los ven todo el día tirados en la casa sin hacer nada. En muchos casos esto se traduce a una falta de respeto hacia la jerarquía paterna, y los vínculos se deforman, generando, en muchas ocasiones, situaciones violentas. La fragmentación social derivada de una creciente falta de oportunidades. Los desencuentros, en una misma ciudad, entre los desequilibrios urbanos y rurales. La degradación de valores, o el nihilismo, como una fuga continua hacia el vacío. Y la cohesión de ideales negativos en pequeños grupos violentos y organizaciones racionales del crimen. Si “La Sierra” reproduce ante el espectador la contundente realidad de muchas violencias acumuladas, lo mejor es aceptarlo.
El contexto social que marca a estos menores condiciona sus posibilidades de inserción exitosa en la sociedad. El abandono escolar y los primeros fracasos en el acceso al mercado de trabajo formal se manifiestan a partir de la adolescencia. De acuerdo con estadísticas de Fedesarrollo, un 27,5 por ciento de los menores de 14 a 18 años no asisten a la secundaria; la edad promedio de deserción escolar es de 15 años. A esto se suma, en la mayor parte de los casos, un contexto de pobreza que acentúa la vulnerabilidad de este segmento de la población.
Socialmente los acontecimientos que describe el documental expresan a un país que experimentó crudamente distintos efectos multicausales de la economía del narcotráfico. Y las variantes dispersas de una política gubernamental casi completamente ajena a las identidades emergentes de las violencias en la ciudad. Son males que superan el voluntarismo y la buena fe. La matriz irregular de nuestra guerra irregular, ha orientado también políticas erráticas para solucionar problemas de tal envergadura. Las salidas a estos parásitos incorporados a la cultura social en Colombia, deben avanzar sobre cambios estructurales. Nuevos modelos de identidad personal y colectiva. Y estrategias racionales que permitan dar un piso institucional a las obligaciones que tienen los empresarios, la academia y el sector público. Medellín es un ejemplo para Colombia. Y la confección estructurada de la política de reinserción de las bandas criminales, guerrilleros y paramilitares, pese a contar con evidentes contratiempos, se realiza con inmensa inspiración para que los adolescentes en la vida real, tengan mucho más que oportunidades.
Quizás el aspecto más destacado. Como Medellín debe mirar hacia el futuro, aprendiendo del pasado; el principal desafío de quienes creen en la transformación positiva de las ciudades en Colombia, será lograr darle a las políticas de reinserción y recuperación, un seguimiento pormenorizado. Uno a uno, cada actor social procedente del mundo violento, debe recibir condiciones específicas que le permitan una incorporación a la vida cotidiana sin graves traumas. Y la sociedad en sus principales representantes debe coadyuvar para este propósito. Devolverle al enajenado la confianza social mínima para que restablezca de otra manera sus vínculos con su entorno inmediato. Tarea difícil, porque involucra una gran cantidad de confianza que se había estropeado. Lo concreto, que se hace en Medellín, es darle factores materiales y espirituales a esta posibilidad.
¿Esto representa para los nuevos tiempos la señal de Caín? ¿No quedan evidencias sociales todavía concretas de la tragedia de sus personajes? ¿Es la vida cotidiana de las comunas algo completamente distinto? Obviamente, la respuesta es: no. Después de casi treinta años bajo las sombras siniestras del delito, las venganzas, los odios y los conflictos entre organizaciones del crimen narco o paramilitar, es utópico pensar que el pasado es pasado. Aún se reproducen parasitariamente comportamientos atravesados como el de Jesús, o modalidades ingenuas de cuasi prostitución como la de Cielo, o calculados planes de batalla campal como los de Edison. Pero quien vive en Medellín sabe cuánto valor ponen sus gentes en la recuperación definitiva de estas lacras sociales. El Valle de Aburrá no es un paraíso, pero sus gobernantes y sus gentes son conscientes de que la realidad no es siempre lo que se ve, sino también la de lo posible.